“Pero si las familias no son un dato clave, se prescinde, de paso, del carácter unitario del niño; de su día único, aunque segmentado en esas dos mitades que requieren complemento: casa-calle y colegio.” (Gonzalo Rojas)
Si se considera a la educación más alla de las técnicas de formación y aprendizaje de los individuos, caeremos en cuenta directa de que la educación no puede prescindir del lazo afectivo que sólo se puede encontrar en una familia.
Los lazos familiares primero y las relaciones sociales en el medio en que se vive, en cualquier momento de la vida son vitales para la educación, son una fuente de inagotables recurso que se relacionan estrechamente con el “proceso educativo”, en cualquiera de sus niveles y de distintas maneras, según sea el nivel de la enseñanza que se recibe.
El exito de un educando estará siempre determinado por la misma propoción de amor filial que reciba, y de las cordiales relaciones con quienes se relaciona.
Metas y objetivos ocupan un espacio pequeño en la vida individual cuando se prescinde o se gira en torno de una familia en malas condiciones, o de un ambiente social quebrado o corrompido.
Se afirma todo esto, porque el sistema educativo debe perseguir fines reales y no caben los experimentos ni iniciativas con proyectos dudosos, y por ello no se puede prescindir de una de los factores más importante la familia.
Lo que esta en juego permanentemente es el perfeccionamiento y la realización de los educandos, elementos absolutamente trascendentales que inciden proporcionalmente en el desarrollo de la sociedad. Vale decir el éxito de la educación ante todo esta ligado al éxito de la familia, unidad clave de la sociedad.
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