“La ausencia es tan evidente, que los expertos que dialogaron con el ministro de Educación durante más de dos horas jamás se refirieron a la familia -ni en sus preguntas ni en sus objeciones-”....(Gonzalo Rojas).
Y es que para la mayoría de los expertos intelectuales, políticos que gobiernan las soluciones van de acuerdo a sus intereses, y esto no tendría nada de particular si fuera que los problemas del resto del país, los afectaran directamente a ellos.
La educación para los sectores políticos y los intelectuales ya no es un problema directo de su grupo social, las familias, los hijos en estos sectores gozan de los privilegios del sistema educativo, incluso no pueden negar ni los políticos profesionales, ni los intelectuales, ni los ricos de Chile, que quienes aportan mayormente para la educación de ellos y sus familias, directa o indirectamente, son todos los otros segmentos sociales, clase media, trabajadores, sector pasivo,los pobres en general .
De lo que estamos hablando es del efecto que producen las carencias y deficiencias del sistema educativo,en una realidad innegablemente inequitativa para la mayoría de las familias chilenas, especialmente postergados en sus anhelos y esperanzas en los 20 años de gobierno “concertacionista”.
Para quienes gobiernan actualmente las prioridades deberían ser otras respecto de los problemas que existen en la sociedad chilena y diferenciarse en su tratamiento respecto de la “corruptacion”.
Pero tal como vemos, no existe ese ánimo.
Por ello es que la necesidad de reconocer que se deja a un lado a la familia es de vital importancia, porque con esta manera de hacer y ver las situaciones, se le hiere aún más. En la práctica ¿cómo incorporamos en un proyecto de reforma educacional a la familia?
En términos generales partamos por asumir que la familia chilena tal como la conocemos tradicionalmente, es víctima de ataques y descuido, y que ahí empieza a generarse la crisis educativa.
Los intelectuales y el gobierno, fracasaran nuevamente si se desconoce esta realidad.
“Porque o se asume con valentía que entre las familias chilenas hay cientos de miles que tienen carencias educacionales que hay que corregir, que otros cientos de miles poseen potencialidades que hay que reforzar, y que un tercer grupo goza de activos que hay que explotar al máximo -se asume todo eso y se toman medidas-, o se ignora por completo el ámbito familiar, “ (Gonzalo Rojas)
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