Familia y Educación

….en todo caso, no se beneficia ni a los niños de Chile, ni a los colegios que los acogen. Porque mientras no se vincule a las familias mucho más estrechamente con el proceso educativo, seguirán repitiéndose dos patrones perversos.
Por una parte, padres y madres ausentes de la educación de sus hijos: un cero en colaboración. Nunca un "¿cómo te fue?" verdaderamente interesado, nunca un "¿en qué te ayudo?" efectivamente productivo.(Gonzalo Rojas).

Nuestra participación en un tema tan importante como familia y educación no intenta ser concluyente, hay mucho que agregar al respecto. No obstante si queremos que el sistema educativo mejore, no podemos seguir en un “juego de recriminaciones”. Estamos donde estamos y desde ahí contribuyamos:

La familia y los padres de familia son el punto de partida para explicar la conducta de los educandos. Conflictos y logros, nivel y calidad de vida familiar, son inseparables con la calidad educacional.
Los hijos reflejan en el establecimiento educacional su vivencia familiar y viceversa en el seno familiar la del establecimiento educativo. Por ello no se puede dejar de considerar a la familia en cualquier estudio o reforma educacional.

Tanto padres como maestros son puntos de referencia inevitables para el educando, ignorar esta gran verdad es simplemente exacerbar las actuales falencias del sistema educativo de nuestro país.

El "ejemplo", quizás no se puede ponderar técnicamente, pero debe considerarse como una de las guías educativas, mas quién podría negar que cuando nos estamos formando, nuestros “modelos” son los que mayor influyen en nuestras actitudes y comportamiento.
Por lo tanto de la familia y de los maestros se debe esperar un alto de grado de congruencia entre lo que se es y lo que aspira a obtener del educando.

El amor es el motor de la acción educativa.

Si la familia y el educador carecen de esta virtud, propia del ser humano, no existe medio ni técnica que asegure logros en el sistema educativo.
Tanto los padres como los maestros deben desarrollar el amor, en unos se refleja en términos particulares, en los otros en lo que conocemos amor por la pedagogía o “vocación”. Sólo existiendo el amor, los educandos pueden ser dirigidos para aprender a distinguir entre hacer malas o buenas elecciones. Sin amor se desvirtúa razón, y comunicación, imprescindibles para que la educación vaya avanzando en sus distintas etapas de acuerdo a lo que espera.

Así pues el rendimiento de los educandos no es tan sólo una cuestión de curriculum, esta todo ligado, la dedicación para cumplir con los deberes escolares no esta limitada a un solo ambiente.
Establecimiento...calle...casa...conforman un “todo” de tal relevancia que nos obliga a considerar ineludible el ambiente socio-económico de ambos, Familia y educación.

Por lo tanto la responsabilidad política de quienes manejan el Estado, no es más allá de seguir aumentando las responsabilidades de este en la educación, por lo contrario, el Estado tiene la obligación de encontrar las fórmulas más adecuadas, para que las familias y los maestros tengan los medios para que ellos puedan educar correctamente a nuestra juventud.

Si en nuestro país existen políticos de buenas intenciones, un ministro como el señor Lavin probo y capaz, y que realmente están dispuestos a encontrar soluciones, lejos de seguir insistiendo en las actuales prácticas confrontacionales, que sólo detienen el progreso nacional, la crítica del pasado debe mostrarnos el gran desafío existente.
Reconocer los errores es de gente sana, postergar ideologías engrandece.
Porque lo más importante es no seguir “empeñando” el futuro de nuestros jóvenes.