No a la izquierda...

Hay que dejar bien sentado, la denuncia y la oposición a la izquierda, es en un sentido estrictamente político, económico y social, y no una oposición por cuestión de personas o de religión o por no tener un credo religioso. La ideología izquierdista resulta primero en ser un problema político, porque ella no acepta coexistir con aquellos que piensan distintos, confrontación llevada a la máxima expresión cuando la izquierda impone su supremacía al adueñarse del Estado y obliga a aceptar su proyecto en el campo económico y social.

Aviso:
“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR,
ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES),
EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS,
Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

jueves, 2 de diciembre de 2010

¡Hay abolir la familia "burguesa"!.


¿y como se mantiene la familia ? Esta no vive en el limbo, lo hace en este suelo, en esta tierra, bajo este sol que nos alumbra. Y por si no lo sabia, hay que comer todos los días.”


Vamos por parte, el asunto es delimitar en qué terreno debatimos acerca de la “la familia”. Porque por una parte esa “inmensa preocupación” de ser realistas de que hay que comer todos los días, y que los pobres y sus familias son una prioridad para la izquierda, es una farsa.

La lucha en contra de la "familia tradicional" se enmarca dentro de las teorías de izquierda que se proclaman como “verdades ideológicamente irrefutables”, que hoy es promovida hipócritamente como la “familia progresista o moderna”, eufemismo usado para esconder las verdaderas intenciones de la izquierda respecto de la familia. Incluso el efecto de la acción izquierdista trasciende más allá de una simple adhesión del liberalismo intelectual, la sociedad en general va siendo carcomida en sus principios y valores cuando el rechazo por la “familia tradicional”, resulta en holgar la vida cotidiana mediante el rompimiento del compromiso y responsabilidades familiares.

Todas las familias tienen que desarrollarse como tales, y la pobreza no exime ni cambia el estado cultural que le compete a la familia. La pobreza no es el signo de una clase, la pobreza puede ser un elemento objetivo y subjetivo a la vez.

Por lo tanto la izquierda y sus erradas teorías, usa como slogán, que afirma sus incesantes afanes hegemónicos, que la familia tradicional es la causante de la pobreza, y que por lo tanto esta debe ser “cambiada” o eliminada, como lo expresa el “manifiesto de los iluminados” Marx y Engels, por sobre cualquier circunstancia, para lograr el progreso material de toda la sociedad.

La familia, no necesita de la teoría izquierdista para desarrollarse. Cuando la pobreza afecta a la familia, es cuando mayor oportunidad existe para comprobar la efectividad y la necesidad del libre emprendimiento.

La pobreza es mayormente el producto del “corporativismo”, de la alienante visión de los planificadores del “bienestar ajeno”, sean izquierdistas o globalistas en la actualidad. Ambos son causantes de las frustraciones de los pobres, y por ende de las familias afectadas por la pobreza.

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