Fue el sistema de elecciones anterior el que nos sumió el la política de los “tres tercios’ y en del que la minoría izquierdista se aprovechó para llegar al poder. Pasado es pasado...¿Necesitamos que Chile viva el mismo error?
El actual sistema de elecciones y votaciones concede a los votantes la oportunidad de recompensar o castigar, mediante una simple marca en un voto por una lista, la actuación en el poder de los políticos en general, vale decir para candidatearse o reelegirse deben saber bién con quién se juntan.
El menor número de candidatos en cada una de las circunscripciones ha impedido lo que antes veíamos en cada campaña...que estas se convertían en centenares de demagógicas propuestas individuales que confundían a los ciudadanos en cada circunscripción.
El actual sistema binominal busca cambiar y colocar a nuestro país en situaciones distintas como las de otros países donde el populismo y la demagogia izquierdista se han impuesto, combinando la preferencia individual (manipulada mediáticamente en períodos eleccionarios el sentir de los votantes) con un “figurado margen de proporcionalidad”.
Ciertamente que si se hace una comparación a la ligera, podríamos creer que el sistema no es justo, pero a luz de la realidad, los resultados son los que pesan. De no ser por este sistema mucho tiempo atrás, los izquierdistas habrían conseguido el desmantelamiento de nuestra actual institucionalidad. La que sin dudas ha resistido las intenciones hegemonistas de la izquierda y sus esbirros .
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