No a la izquierda...

Hay que dejar bien sentado, la denuncia y la oposición a la izquierda, es en un sentido estrictamente político, económico y social, y no una oposición por cuestión de personas o de religión o por no tener un credo religioso. La ideología izquierdista resulta primero en ser un problema político, porque ella no acepta coexistir con aquellos que piensan distintos, confrontación llevada a la máxima expresión cuando la izquierda impone su supremacía al adueñarse del Estado y obliga a aceptar su proyecto en el campo económico y social.

Aviso:
“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR,
ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES),
EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS,
Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

jueves, 2 de diciembre de 2010

Alternancia y oposición


La democracia funciona mejor con alternancia y con oposición, los partidos únicos y las votaciones sin discusión adversa para los proyectos, son generalmente una inequívoca señal de la práctica totalitaria.
En democracia, sí un proyecto bueno y necesario del ejecutivo no pasa, simplemente por una cuestión ideológica de los “legisladores”, que se oponen por oponerse, tarde o temprano los electores pasarán la cuenta...
Un hecho indiscutible es que una democracia robusta funciona mejor con la existencia de partidos políticos serios en sus principios. La democracia no es sólo el hecho de aprobar o reprobar de acuerdo a una determinada ideología, como lo supone torpemente la izquierda chilena, cuando asume que sus representantes traicionan su ideología, si en forma individual hacen uso del poder de decisión que contrarie la misma.

Administrar el Estado con sesgo y parcialidad de partidos políticos, redunda en arbitrariedad y corrupción. La política partidista con referencia a ideologías o no, esta ligada a propuestas y momentos concretos que buscan beneficiar el bién común en cualquier sociedad democrática.
Es por ello que que el uso del discernimiento individual por naturaleza, es lo que verdaderamente enriquece y salvaguarda la democracia. Sumado esto, a la natural alternancia en el poder que debe producirse en cualquier sistema realmente democrático.

Por muy bueno que sea un gobernante y su equipo, debe existir un límte para mantenerse en el poder. La democracia corre demasiados riesgos cuando se descarta la alternancia, generalmente el nepotismo y la arbitrariedad son las primeras manifestaciones que llevan directamente a la corrupción de las estructuras que sostienen el Estado, y los principales catalizadores de estas situaciones terminan siendo los partidos políticos que gobiernan, otorgando espacio abierto para la formación de oligarquías políticas, y que tarde o temprano terminan afectando a todo el espectro político que participa y sostiene un sistema democrático.
En la actualidad son muchas las democracias que han caído bajo el influjo soterrado del pernicioso "corporativismo", enemigo declarado de la buena salud de nuestra democracia, la chilena.

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