Para la “praxis gramciana”, es decir la de la “nueva” izquierda transformar la cultura popular es un “imprescindible”, y la religión es uno de los puntos claves en la cultura popular.
Y para ello se ha prestado la dirigencia de la DC chilena. Es lo que se ha llamado “progresismo y sofocamiento de la vida religiosa” (silenciaron la voz de su conciencia....Raúl Gutiérrez V., editor de GRANVALPARAISO.CL)
Lo que los izquierdistas y sus afines atribuyen a la vuelta al “sentido común” por medio del “progreso intelectual de las masas”, que a la postre y a la larga, tiene que generar una nueva cultura popular que beneficia directamente la nueva hegemonía y el nuevo bloque histórico a que aspira la izquierda ahora filo-marxista/gramsciana, es el precio pagado por la DC chilena.
Para todo esto es que la intelectualidad izquierdista ha trabajado con ahínco y tesón para “transformar” la intelectualidad orgánica de la dirigencia DC.
Ignacio Walker es uno de esos intelectuales dirigentes que se ha convencido que la religión es parte de la “cultura popular” y no de él.
Ahora la situación se les complica, cuando esa “cultura popular” les esta pasando la cuenta, y los vacíos dejados por la insistencia cupular DC de “izquierdizarse” , han sido llenados por otras corrientes políticas.
Correctamente planteado: “El contenido de su postura, eso sí, todavía está poco definido. No por falta de honestidad, ciertamente, sino por el largo y profundo letargo doctrinal en que todos los DC vegetan hace décadas.”(Gonzalo Rojas), pero hay que ir más al fondo de este asunto. Para que la DC retome con legitimidad su posición en la política chilena, sus dirigentes deben desprenderse en definitiva del estigma izquierdista, que esta corroyendo el partido.
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